miércoles, 8 de mayo de 2013

Yarn Bombing: No todo es pintura en el arte callejero

Me hubiera gustado ser más hábil para las manualidades. Sinceramente apenas puedo hacer un dibujo decente, pintar un poco más, coser sólo lo necesario, bordar lo mínimo tratando de recordar lo que aprendí en la escuela, pero tejer ni hablar.


A veces observo con sana envidia a las personas que pueden crear un montón de cosas útiles con sus propias manos. A lo máximo que he llegado en mi afán por intentar aprender algo de tejido fue el croché y me quedé haciendo sólo algunas tramas que intentan parecer flores.

En el camino de mis emprendimientos manuales quedaron las ambiciosas intenciones por hacer una colcha o un chaleco. Imposible, soñaba con que lo haría. Creo que todo radica en la perseverancia y la paciencia. Dos cosas de las que desgraciadamente carezco.

Sin embargo ello no evita que continúe viendo con anhelo los programas de manualidades. Y fue justamente en uno de ellos en que me enteré que desde hace ya unos cuantos años hay una corriente de arte urbano que llevó el croché a la calle.

Sí. Leyeron bien, tejidos en la vía pública. Pero no se trata de un montón de gente haciendo las clásicas carpetitas de croché en la calle.



No.

Desde hace años, un número cada vez mayor de personas se dedica a forrar con tejidos coloridos, árboles, estatuas, cabinas telefónicas, automóviles, barandas, asientos y mucho más. Todo lo que esté a su alcance. Está genial porque las tramas disparatadas y los colores más variados tiñen las calles principales de las grandes capitales.

Guerrilla del crochet, guerra del ganchillo, grafitis de lana, grafiti de punto, yarn bombing, yarnstorming, guerrilla knitting, urban knitting, graffiti knitting, son distintos modos para referirse a este movimiento artístico que continúa sumando adeptos, inclusive en la Argentina.

DEL MANTEL DE LA MESA 
AL STREET ART
Por supuesto no podía quedarme de brazos cruzados así que una vez más me puse a buscar de qué se trataba esto y cómo surgió.

Desde que tengo uso de razón en casa conviví con algunas de estas manualidades, decenas de madejas de hilo y agujas de gancho que pertenecían a mi abuela, con las que ella experimentaba imitar encajes o guardas que terminaban siendo metros y metros de bordes y carpetitas. Sin duda era algo a lo que se dedicaban las mujeres mayores. No obstante, con los años se fue perdiendo en las familias, porque las hijas tenían otro tipo de actividades e intereses.

Sin embargo el croché tomó un renovado impulso en los últimos años de la mano de artesanos que, con las dificultades económicas, recurrieron a esta técnica de las abuelas para crear tejidos y venderlos, como una fuente de ingresos a su familia. Pero sólo hace poco tiempo comenzó a tomar otro camino, el de la expresión pública y fue allí cuando ganó las calles, y se convirtió en algo así como “el lado blando, acogedor y abrigado del arte callejero”.
Para quienes aún no lo conocen, el croché graffiti (o Yarn Bombing en inglés, o Knit Graffiti) es un tipo de street art que, mediante aplicaciones de piezas tejidas multicolores, interviene en los espacios urbanos.

En los inicios fue realizado casi exclusivamente para la recuperación de espacios públicos “fríos”. A diferencia del graffiti hecho con pintura, al cual se lo considera en su mayor parte como vandalismo; al graffiti de punto se lo ha llegado a reconocer como arte callejero, por clasificársele como una forma de expresión decorativa que puede ser retirada de una manera más inmediata y sin maltratar la superficie sobre la que se coloque. Sin embargo, la práctica aún es vista como ilegal, aunque no se la persiga como tal.

Este modo freestyle, tanto en la técnica del crochet como en el contenido político, es una bocanada de aire fresco en una actividad que hace ocho años atrás estaba en franca decadencia. Hoy, se ve que la guerrilla del ganchillo tiene participación en eventos, notoriedad en los medios, e inclusive hace algunos años hasta ganó el segundo premio del concurso Smart Future Minds (acerca de visiones sobre la ciudad del futuro), organizado por la firma automotriz Smart.

UNA MADRE REBELDE Y CREATIVA
Según estuve leyendo, la maternidad de este movimiento de vestir la calle con croché se le atribuye a la norteamericana Magda Sayeg, quien comenzó en 2005 en la ciudad de Houston (Texas) a vestir árboles, bancos y estatuas. Pero a pesar de lo divertido de la iniciativa, terminó siendo demandada por el Estado por atentar contra los bienes públicos.
No obstante, las críticas sólo contribuyeron a impulsar aún más su tarea y que tomara mayor difusión y algunas empresas de hilados ni lentas ni perezosas, viendo la trascendencia que obtenía esta mujer, consideraron que la técnica era amigable y le cedieron los hilos o la convocaron para “vestir” algunos de sus productos. Así, Sayeg ya lleva tejidos un Toyota Prius, un Smartcar, un Mini Cooper y hasta vende fundas de iPhone. Una claro caso de que no da puntada sin hilo.

La difusión masiva de esta movida la permitieron las redes, convirtiéndolo en un movimiento global, que inclusive tiene su fecha. El 9 de junio es el Día Internacional de Yarn Bombing, declarado vía Facebook. Mientras tanto Sayeg fundó el colectivo Knitta Please. Fue suya la idea de forrar con lana esculturas de las calles de París, el puente de Brooklyn, góndolas venecianas y la Muralla China.

Se podría decir que el graffiti de lana es una especie de intervención pacífica porque no genera reacciones de enojo en el público en general. “Técnicamente necesitamos de todos modos de un permiso de las autoridades para cualquier cambio urbano. Yo uso mis agujas en vez de un aerosol” relata la mujer que vistió de tejidos al crochet desde un autobús en México, puentes y edificios históricos alrededor del mundo hasta puestos de ventas de tortas de sangre de cerdo.

Más allá de que sea obra de artistas o de tejedoras con pretensiones, el punto de vista de las autoridades es claro: se lo considera vandalismo. No obstante, la policía parece tolerarlo. En los pocos casos en que son detenidos, dicen los terroristas del hilo que es más probable que los policías se rían de ellos y no que les den una citación. "En los primeros tiempos me identifiqué con los artistas de graffiti clandestinos", reconoce Magda Sayeg.

El tiempo que lleva armar un graffiti de este tipo requiere muchas veces de trabajo que se realiza con anticipación y todo depende del mensaje a transmitir. En general las obras son aceptadas y la duración in situ también es temporaria.

La magnitud del yarn bombing ha sido tal que se han sumado artistas de otros géneros, como el caso del misterioso Banksy, quien complementó una de sus obras con yarn bombing.

TODO PUEDE SER TEJIDO
Por supuesto, la idea corrió como reguero de pólvora y, en todo el mundo, grupos laboriosos se decidieron a interferir en el frío paisaje urbano, llevando color y gracia a faroles, árboles y bancos de la calle
En el viejo continente, los londinenses de Knit the City están muy organizados para difundir este tipo de intervención urbana. Inclusive invitan a la gente a sumarse a sus acciones de tejido callejero. Entre agujas, fotos y redes el movimiento va creciendo y ya concluyeron el documental: Yarn Graffiti Documentary.

En paralelo, pero con un contenido más crítico, la artista Agata Oleksiak, más conocida como Olek es sinónimo del croché puesto al servicio del arte. Según ella todo puede ser tejido y usa la técnica en su obra para abordar temas de género. Expone en galerías de todo el mundo y también interactúa con la vía pública.

En tanto, en los últimos años, la ciudad de Barcelona también se convirtió en uno de los centros de mayor movimiento del yarn bombing y desde hace un tiempo se afianza en Buenos Aires y en otras capitales provinciales, aunque todavía en forma incipiente.

TEJEDORES SUELTOS EN BUENOS AIRES
En Buenos Aires, el movimiento se llama Knitting Baires y tiene cada vez más adeptos anónimos que producen sus obras en los bosques de Palermo y las calles de Villa Crespo, entre otros.

En el barrio de Palermo, por ejemplo, se pueden ver algunos árboles envueltos en tejidos creados por la artista plástica italiana, Licia Santuz, instalada desde 2002 en nuestro país. Ella expresa que en Argentina “la gente respeta y agradece mis tejidos; en Italia los arrancaban como si fueran vandalismo” al tiempo que señaló que Buenos Aires es una ciudad que “es mágica, a la vez obsoleta y moderna” y favorece el desarrollo de este tipo de muestras artísticas.
Licia fue una de las primeras impulsoras de este movimiento en el país luego de descubrir la técnica en un programa de televisión. Desde entonces “algo se apoderó de mí, la sensación de una libertad absoluta, la belleza que da la alegría del color”, añadió. Por eso desde ese entonces decidió abandonar sus años de pintura en soledad por esta nueva modalidad.

Asegura que quienes aman el yarn bombing “no necesita escuela, es espontáneo, liviano, sin filosofía y ecológico; cuando se pone feo se corta solo”. Su finalidad es simplemente dar calidez a los artefactos de la ciudad y “llamar la atención para que la gente se pare, mire la ciudad y reflexione sobre cómo puede mejorarla”. Esta afirmación corresponde a Lucía Dueñas una diseñadora textil que colocó en 2011 tejidos en la plaza Rivadavia con motivo del Día Internacional del Yarn Bombing.

En tanto, Licia fue también más allá y descubrió la veta comercial al igual que Sayeg, y realiza tejidos por encargo para negocios y hoteles y tiene como proyecto hacer una intervención con su técnica en una de las columnas de la Legislatura porteña.

Los habitantes de la ciudad pueden apreciar las muestras de arte que hoy pintan algunos rincones de la ciudad, hechas por personas anónimas. Además de Palermo, en Caballito y en Colegiales también se pueden apreciar.

La verdad es que esta técnica no deja indiferente a nadie que la ve por la calle, o rodeando troncos, grifos, basureros y otros objetos urbanos. Yo no lo he visto personalmente porque en Corrientes todavía no llegado, pero no me cabe duda que no agrede ni a la arquitectura ni al aspecto urbano, peores cosas están haciendo en esta antigua ciudad. Creo que el yarn bombing es un homenaje a la creatividad, que resulta divertido y agradable a la vista. Por lo pronto, saldré a colgar anónimamente algunas de mis pseudo florcitas hechas en croché como parte de mi aporte al yarn bombing, je.




Aquí dejo algunas fotitos más que me parecen muy buenas



















Fuentes:
http://www.alternativa-verde.com/tag/yarn-bombing/
http://noticias.universia.com.ar/en-portada/noticia/2012/05/04/927163/original-arte-urbano-buenos-aires.html
http://www.clarin.com/ciudades/Vestir-tejidos-arboles-urbano-Ciudad_0_692930797.html
http://www.revistaenie.clarin.com/arte/instalaciones/Graffitis_tejidos_de_Magda_Sayeg_0_490751179.html
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2012/01/21/yarn-bombing-la-nueva-moda-de-decorar-la-ciudad/#more-36201
http://lamaisonbisoux.wordpress.com/2012/08/17/magda-sayeg-pionera-del-arte-urbano-tejido/
http://www.magdasayeg.com/
http://www.guioteca.com/manualidades-y-artesania/crochet-graffiti-un-toque-%E2%80%9Checho-a-mano%E2%80%9D-en-la-ciudad/
http://agataolek.com/
http://www.lanacion.com.ar/1391639-crochet-rebelde
http://www.ronniearias.com/columnistas/melinda-sc/el-crochet-busca-revancha_14281.html
http://elblogdedmc.blogspot.com.ar/2011/08/el-ganchillo-y-el-tricot-toma-las.html
http://www.anormalmag.com/entrevistas/agata-oleksiak/
http://www.mundoflaneur.com/arte/magda-sayeg/
http://www.flickr.com/groups/iyd2011/pool/
http://knitthecity.com/
http://www.yarngraffitidocumentary.blogspot.com.ar/
http://lamaisonbisoux.wordpress.com/2012/07/12/la-habitacion-de-punto-de-janet-morton/

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